Rojo, blanco y verde. / AINHOA GOMÀ
La compota de manzana siempre fue un clásico navideño en casa de mis padres. Espero que no se enfaden en el más allá por que diga esto en público, pero a mí siempre me pareció un rollazo monumental de postre. No entendía cómo a alguien le podía gustar la manzana cocida con ciruelas pasas, orejones y (argh) canela, que como acompañamientos no azucarados para un pavo o un cerdo, vale, pero así en dulzón, me sonaban a la más triste de las comidas viejunas.
Aunque con el tiempo he aprendido a respetar las compotas, nunca han llegado a entusiasmarme. Sin embargo, cuando vi esta receta de membrillos de Yotam Ottolenghi me picó la curiosidad. Me encanta esta fruta, y pensé que la cocción en zumo de granada y naranja debía incorporar un punto ácido al plato capaz de evitar cualquier empalago. Otros dos motivos terminaron de animarme a prepararlo: primero, Ottolenghi insistió en Twitter en que de todas sus recetas navideñas, ésta era la mejor. Y segundo, mi condición de sionista, invasor de Gaza y exterminador de palestinos, tal como proclaman algunos intelectuales en los comentarios de este blog, me obligaba una vez más a rendir pleitesía al chef israelí.
Tras un par de pruebas, en mi versión de la receta he cambiado algunas cosillas, para hacerla aún menos dulzona y más natural. Al final mí me encantó el resultado, porque el membrillo, la granada y la naranja forman un power trio que ni Nirvana. Y puede servir tanto como postre como de acompañamiento a una carne asada, por ejemplo.
Dificultad
Para gollums.
Ingredientes
Para 4 personas
- 2 membrillos grandes
6 granadas
1 naranja- 1 limón
- 1 clavo
- 1 vaina de vainilla
- 50 g de azúcar moreno
- Queso quark o helado de nata o vainilla para acompañar
Preparación
1. Partir las granadas por la mitad. Desgranarlas golpeándolas con una cuchara o pala de madera sobre un bol (ver técnica en este vídeo). Reservar un par de cucharadas para decorar, y triturar y colar el resto para obtener el zumo. Probarlo: si está ácido, entonces no usar después el limón.
2. Lavar, pelar, partir en cuartos y descorazonar los membrillos. Meter la piel y los corazones en una redecilla de cocina, gasa o trozo de paño (si no se tiene o se es torpe por naturaleza, desecharlos).
3. Pelar la naranja, conservar la peladura y exprimir el zumo.
4. Poner en una cazuela los trozos de membrillo, el atadillo de pieles y corazones, el zumo de granada, la peladura de naranja, su zumo, el clavo, la vainilla cortada longitudinalmente y, si la granada no está ácida, una cucharada de zumo de limón. Cocer a fuego suave unos 20 minutos, o hasta que el membrillo esté tierno. Es posible que el hervor haga algo de espuma marrón; si es así, retirarla con una espumadera o cucharón.
5. Sacar los trozos de membrillo y continuar la cocción del líquido hasta que quede una textura de sirope ligero. Quitar las pieles y los corazones, exprimiéndolos bien para que suelten todo el líquido. Desechar la piel de naranja, el clavo y la canela. Devolver los trozos de membrillo a la cazuela. Hasta aquí se puede hacer con antelación.
6. Calentar un poco el membrillo hasta que estén templado. Servir con queso quark o helado, el sirope de la cocción y los granos de granada reservados por encima.